Antes que vaya y perezca




Yo dije: Atenderé a mis caminos,
Para no pecar con mi lengua;
Guardaré mi boca con freno,
En tanto que el impío esté delante de mí.

Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno;
Y se agravó mi dolor.

Se enardeció mi corazón dentro de mí;
En mi meditación se encendió fuego,
Y así proferí con mi lengua:

Hazme saber, Jehová, mi fin,
Y cuánta sea la medida de mis días;
Sepa yo cuán frágil soy.

He aquí, diste a mis días término corto,
Y mi edad es como nada delante de ti;
Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah

Ciertamente como una sombra es el hombre;
Ciertamente en vano se afana;
Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza está en ti.

Líbrame de todas mis transgresiones;
No me pongas por escarnio del insensato.

Enmudecí, no abrí mi boca,
Porque tú lo hiciste.

Quita de sobre mí tu plaga;
Estoy consumido bajo los golpes de tu mano.

Con castigos por el pecado corriges al hombre,
Y deshaces como polilla lo más estimado de él;
Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah

Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor.
No calles ante mis lágrimas;
Porque forastero soy para ti,
Y advenedizo, como todos mis padres.

Déjame, y tomaré fuerzas,
Antes que vaya y perezca.

(Salmo 39)

Comentarios