La visión de David, aquel hombre que ya de pequeño impresionaba a todos por su valentía y que en todo era prosperado por Dios, escondido durante años en las cuevas de un país extraño y rodeado de afligidos, endeudados y amargados de espíritu no puede resultarme más sobrecogedora. Sobre todo porque no fue por haber perdido su valentía o el favor de Dios sino precisamente por haberlo conservado en situaciones de dificultad. No debemos pensar que el estar separados de nuestro entorno se debe necesariamente a una falta nuestra o de Dios sino que es muy posible que ocurra lo contrario. Una persona más cobarde y con menos temor de Dios podría haber ordenado el asesinato de Saul y así haber ocupado el trono para el que ya había sido ungido, y así, además, permanecer junto a su amado Jonatán. No fueron pocas las veces que se lo sugirieron. Pero el camino de la voluntad de Dios no es necesariamente el más fácil.
La visión de David, aquel hombre que ya de pequeño impresionaba a todos por su valentía y que en todo era prosperado por Dios, escondido durante años en las cuevas de un país extraño y rodeado de afligidos, endeudados y amargados de espíritu no puede resultarme más sobrecogedora. Sobre todo porque no fue por haber perdido su valentía o el favor de Dios sino precisamente por haberlo conservado en situaciones de dificultad. No debemos pensar que el estar separados de nuestro entorno se debe necesariamente a una falta nuestra o de Dios sino que es muy posible que ocurra lo contrario. Una persona más cobarde y con menos temor de Dios podría haber ordenado el asesinato de Saul y así haber ocupado el trono para el que ya había sido ungido, y así, además, permanecer junto a su amado Jonatán. No fueron pocas las veces que se lo sugirieron. Pero el camino de la voluntad de Dios no es necesariamente el más fácil.
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