hacer prevalecer el amor

El episodio de David con Abigail, cuando ella se presenta delante de él para pedir misericordia, me recuerda que no siempre lo importante es tener la razón. Es a menudo motivo de tormento, que utiliza por supuesto la persona más racional en la relación, la posesión de la verdad objetiva de la situación -olvidando que el amor debe pasar por alto la desventaja en conocimiento que puede tener el otro. Aliviará así, y no de la otra forma, la necesidad real y emocional que hay en el fondo. David, que tenía toda la razón al querer cobrar la deuda que tenía con Nadal, como era según el corazón de Dios, juzgó mejor no hacer prevalecer la razón sobre las necesidades reales en aquella situación y dejó que fuese Dios mismo quien obrase. Es muy probable que el acto de oir aquellas palabras de Abigail le pusiese en ridículo frente a algunos de su mismo ejército, no debió ser fácil de cualquier forma y tampoco debemos esperar que para nosotros -cuando tengamos la razón- sea fácil hacer prevalecer el amor.

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