en virtud de su misericordia


La mayor parte de las cosas que nos separan de nuestros seres queridos son comunes a todas las personas y no peculiares de ellos aunque se manifiesten como peculiares. El egoismo es el mismo se manifieste en querer siempre el mismo lugar de vacaciones o el mismo lado de la cama.
Fijarse en la peculiaridad en la que se manifiesta nuestro pecado ayuda muy poco a mejorar la situación y nos aleja de la realidad de que todos estamos separados del ideal. Dice la Biblia que todos pecamos y estamos separados de Dios, de su gloria. Nuestra relación con él es
como la de los marginados con la sociedad, estamos puestos aparte. Y sin embargo, oh maravilla, Dios es a los marginados a quienes llama e invita a su boda. Es a los enfermos a quienes viene a visitar y en quienes está interesado. La idea de apartar a los enfermos de nuestro lado no puede ser más ajena al Evangelio y aquel que realmente desea imitar a Dios uirá de ella. El marginado es el que en un grupo de personas no da la talla según unos estereotipos preestablecidos, que dependerán siempre del momento y el lugar. Con respecto a Dios, sin embargo, todos hemos sido marginados, puestos aparte y no son menos cojos, ciegos o mancos los que no acuden al banquete que los que finalmente sí acuden -es que no se veían como cojos, ciegos o mancos lo que hizo que no oyesen la llamada. La reconciliación del hombre con Dios no se produce en virtud de la capacidad o habilidad del hombre para encajar con los estereotipos de Dios, ni siquiera en la de modificarlos, sino en virtud de su misericordia. Aprender de Dios esa misericordia que nos permita amar al que no encaja con nuestros estereotipos es algo que
definitivamente no tiene precio y permite a las personas estar juntas para compartir lo bueno y para sobrellevar lo malo. La conciencia marginal de estar apartados de Dios debe llevarnos a identificarnos con los que están a nuestro lado, den o no den la talla. Sin esa conciencia marginal y sin identificarnos con los que están a nuestro lado sin dar la talla es probable que andemos perpetuamente cambiando a las personas según se modifiquen nuestros estereotipos, para finalmente encontrar que todos esos sacrificios hechos para darnos honor a nosotros mismos no han sido en absoluto satisfactorios -no digo ya a los que nos rodean, sino incluso a nosotros mismos.

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