nada en este mundo es sagrado

La relación que mantenemos con el mundo no es menos dramática en muchos casos. En un lado tenemos que estamos obligados como cristianos a mantenernos separados de su forma de vivir y por otro que estamos obligados a vivir con ellos. El caso de Lot es particularmente interesante porque a pesar de lo que le ocurre a su mujer, que llega incluso a perder su vida -sabemos que no por haber vivido allí sino por preferir lo que ese mundo le daba a lo que Dios le había pedido (Lc . 17, 31-32)-, a Lot nunca le reporcha Dios nada por elegir Sodoma para vivir aun sabiendo él que eran "malos y pecadores". En el relato de la historia de Lot encontramos un caso muy antigüo de viudez. Una viudez quizá prematura pero con seguridad muy visiblemente intencionada por la voluntad de Dios. También vemos a Dios en esta misma faceta y de una manera especialmente clara cuando leemos al profeta Ezequiel a quien su mujer le es arrebatada para usar su muerte como forma de advertencia al resto del pueblo (Ez.24,15ss). Aunque en determinados momentos es muy difícil aceptarlo debemos entender que nada en este mundo es sagrado. Dios está en plena disposición de dar y tomar la vida sin necesidad de tener nuestra aprobación. No es que Dios sea menos Dios por tener ese derecho sino que lo es en parte precisamente por tenerlo. Él está muy por encima de lo que nosotros creemos y esperamos de nuestra vida y de la vida de los que amamos.

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