imbecilidad

El que ama esperando recibir a cambio una justa recompensa se sentirá como mínimo frustrado. Si Dios mismo se ve tan a menudo despreciado, siendo su amor infinitamente más incondicional que el nuestro, cuánto menos debemos esperar del nuestro. Sin embargo es difícil encontrar gente que no llame a ese amor desinteresado imbecilidad. La cuestión de por qué Dios, cuando ama sin esperar a cambio, no es imbécil, es una cuestión que no deben querer entretenerse en resolver.

Comentarios