Grande y poderoso, lleno de amor y misericordia, mi Señor: gracias por permancer a mi lado en este estrecho, oscuro y solitario camino. Oh mi Dios muchas veces más que estar siguiendo un camino me parece estar perdido en el bosque y me parece no ver más rastro humano que el mío. Y a lo lejos, no tan lejos a veces Padre, me parece oir a la gente disfrutar en lugares más seguros y espaciosos. Si no fuese porque les he visto flaquear entre los ramajes, cuando llorando se acercan al bosque para evitar ser vistos por los demás, sino fuese porque he visto tu mano fortalecerme, mi Maestro, si no fuese porque te he creido cuando decías que amplio es el camino que lleva a la perdición, y que pocos son los que hallan este camino que lleva a la vida, bien sabes que habría desesperado. Pero estoy aquí junto a tí, como un niño pequeño en brazos de su protector y tierno padre, y agradecido de tenerte cerca, y deseando no separarme nunca más de tí, a pesar del furor que muestras otras veces contra aquello que ves injusto, y del temor que me infundes en esos terribles momentos. Mi Fiel Pastor, protege también a mis seres queridos y dales el descanso que merecen en sus propios caminos, solitarios y oscuros a pesar de ellos también, y dales la esperanza que tengo yo en tí para que ellos no desesperen y pueda yo, aunque sólo sea a veces, compartir con ellos mis pasos. Te quiere, Pablo
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